El entorno y su incidencia en nuestra felicidad y salud


Empecemos con un breve experimento mental: piense en tres o cuatro adjetivos para describirse a sí mismo. En tal caso, es probable que haya pensado en términos como generoso, inteligente, divertido, atractivo, leal, etc. Ahora trate de imaginarse viviendo solo o sola en una isla desierta, sin contacto con otras personas. Mire de nuevo esos rasgos con los que se describió ¿tienen algún significado es esta situación? No demasiado.
Resulta que la mayor parte de las características que nos atribuimos a nosotros mismos sólo tienen sentido en un contexto social. Son, de hecho, percepciones acerca de nuestra identidad social.


sociedad

En la década del 50, el psicólogo Leon Festinger fue uno de los primeros en estudiar los mecanismos de comparación social como uno de los fundamentos de la psicología humana. Es decir, de medirnos con los demás para saber más sobre nosotros mismos.


Dinámicas sociales y comparaciones

Tomemos como ejemplo el dinero. Supóngase que, al llegar a su trabajo, su jefe le sorprende con un regalo de $ 100. ¿Cómo se sentiría? Seguro que bien. Pero luego resulta que se entera que para sus compañeros que llegaron cinco minutos antes que usted, el regalo fue de $ 1000. ¿Cómo se sentiría ahora? No tan bien. ¿Por qué? Porque quienes les rodean ganaron más que usted. Todo esto a pesar de que usted ha ganado dinero sin mover un dedo, pero en relación a sus compañeros, perdió.

Otro ejemplo, considere estas dos situaciones:
a). Usted gana $ 50 mil al año, mientras que sus vecinos ganan $ 25 mil.
b). Usted gana $ 100 mil al año, mientras que sus vecinos ganan $ 200 mil.

¿Qué situación preferiría usted? Esta disyuntiva fue parte de un interesante estudio realizado por el investigador británico Chris Boyce de la Universidad de Warwick, con más de 10 mil participantes. De acuerdo con la investigación, la mayoría de la gente prefiere la situación A. ¿Por qué? Debido a que (en primer lugar) nos medimos en relación a los demás. En general, aunque signifique ganar menos, las personas estaban más satisfechas si su ingreso era superior al de sus vecinos.


En parte, estos resultados ayudan a explicar por qué el aumento de los ingresos medios en las últimas décadas en muchos países no ha sido acompañado por un aumento en la felicidad de sus ciudadanos. Lo que determina que el nivel de satisfacción con respecto a nuestra remuneración no está relacionado con el ingreso absoluto, sino con el rango en que se encuentra dicho ingreso.

Este efecto de comparación social no se limita solo a la felicidad, ni siquiera solo a los seres humanos. Algo similar ocurre con algunos animales. Por ejemplo, un grupo de monos capuchinos fue entrenado para realizar una tarea difícil y obtener posteriormente una recompensa. Pero muchos de ellos se negaban a seguir después de observar que otro mono recibía una mejor recompensa por la misma tarea, o que otros eran recompensados sin hacer nada. Resultados similares se han encontrado en perros.

Pero al igual que la felicidad, nuestra salud también depende, no sólo de la condición personal de cada uno, sino además de las circunstancias sociales de cada persona.
Un estudio longitudinal de la Universidad College de Londres analizó a miles de funcionarios públicos británicos que trabajan en un sistema estrictamente jerárquico, y en dónde se encontraron fuertes evidencias de una relación entre la condición social y la salud. Los gerentes vivían más tiempo, incluso más que sus subordinados inmediatos. Y estas diferencias no se pueden atribuir a la pobreza o al acceso a la atención médica debido a que, en el sistema británico, los directivos y sus subordinados ganan muy buen dinero y el sistema médico inglés es universal y de alta calidad.

Incluso nuestra tendencia a la comparación social no pasa por alto el campo de las relaciones de pareja. Por ejemplo, un factor importante en la decisión de continuar o finalizar una relación es la disponibilidad y la calidad de alternativas. Si no hay muchas alternativas atractivas alrededor, el valor de su pareja y su lealtad hacia ella se incrementará. En cambio, si su entorno está lleno de potenciales parejas disponibles, las posibilidades de supervivencia de dicha relación disminuirán. Por tanto, el nivel de satisfacción en una relación depende no sólo de la naturaleza y calidad de la persona que está a su lado, sino también con la naturaleza y calidad de las personas de su entorno.

Como había intuido Festinger hace más de 60 años, las comparaciones sociales nos definen y guían nuestras vidas. Ya lo dijo Jean Paul Sartre: "el infierno son los otros".


Referencia:
http://www.lse.ac.uk/researchAndExpertise/researchHighlights/societyMediaAndScience/layardhappy.aspx



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